La división rígida entre las categorías de bellas artes y etnografía en los museos de patrimonio cultural es un tema puntiagudo. Cualquier intento de restablecer el equilibrio entre las dos tiende a encontrar resistencia en cuanto se desafían los valores y convenciones fundamentales de los que los museos derivan su autoridad.
Con el programa de Museo Bikoitza, sin embargo, el Museo San Telmo ha abierto generosamente un espacio pionero de experimentación entre las dos categorías. Ha otorgado un papel destacado a las prácticas artísticas en el desarrollo de enfoques innovadores sobre su colección etnográfica y sus narrativas de exposición.
Para llevar a cabo este cometido se requiere una cierta sensibilidad cultural y la capacidad para mirar más allá del horizonte de la propia disciplina. Por eso, tras una cuidadosa deliberación, nos complace nominar a Hinrich Sachs como nuestro sucesor en el proyecto del Museo Bikoitza.