Atlas de un Imperio de Papel es una cartografía del museo etnográfico San Telmo Museoa de Donostia-San Sebastián a través de los antiguos mapas de su colección. Tras digitalizar los documentos, los artistas Iratxe Jaio y Klaas van Gorkum han creado una aplicación informática que traza un recorrido aleatorio por un mundo cuyos únicos confines son los de la propia colección del museo. Así, Atlas de un imperio de papel pone al mundo a la escala del museo, dirigiendo la mirada desde su edificio hacia la ciudad, la provincia, el estado, el continente, hasta llegar a las antiguas colonias españolas.
Atlas de un imperio de papel se realizó para Museo Bikoitza (Museo Doble), un programa anual de relecturas de la colección del Museo San Telmo y su relato museográfico.
Texto completo:
Imaginémonos un mapa tan perfecto que no omita ningún detalle del territorio que cubre. El mapa, según escribió Borges, debería contener un mapa del mapa, que a su vez debería contener un mapa del mapa del mapa, y así hasta el infinito.
La mayoría de los mapas no están a la altura de este nivel de perfección. Son abstracciones, representaciones gráficas del espacio que habitamos. Mares sin fin, selvas impenetrables, y laberínticas ciudades se reducen a meras figuras planas y unos cuantos garabatos en una hoja de papel endeble. Apenas podrán ofrecer más que una experiencia empobrecida del mundo.
Pero el verdadero poder de la abstracción no reside en su fiel reproducción de la realidad. Las representaciones generan a su vez universos propios que no descienden de referencias externas. Imaginémonos ahora que el territorio no preceda al mapa. Más aún, ¿y si fuese el mismo mapa el que diera existencia al territorio?
Los artistas Iratxe Jaio y Klaas van Gorkum han abordado la colección de mapas del archivo del Museo San Telmo con esta idea en mente. Ninguno de ellos fue adquirido por su precisión topográfica. Su valor es más bien histórico y cultural, con ejemplares que datan desde la historia reciente hasta el Renacimiento. Partiendo de planos del antiguo convento de frailes dominicos que alberga el museo, se extienden por las provincias vascas, toda península, y cruzan los océanos para tocar las costas de las antiguas colonias.
Estamos viviendo entre los vestigios del mundo que trazan. Hablan de batallas ganadas y de imperios perdidos. Hablan de una época en la que lo desconocido podía ser sometido dibujando nuevas fronteras. Una época de primeros encuentros, violencia y explotación política. Una época de la que surgiría la noción misma de museo etnográfico. Explorar estos mapas por lo tanto, es explorar el museo mismo y comprender cómo sus conceptos de colección, puesta en escena, educación y entretenimiento hunde sus raíces en el legado del colonialismo.
Jaio y van Gorkum han fabricado una herramienta para realizar esta expedición: un brazo robótico que mueve una cámara a lo largo de cada documento mientras toma cientos de primeros planos. Han estado trabajando en el depósito del museo, alimentando su máquina con todos los mapas que llegaron a sus manos. Posteriormente han ensamblado los primeros planos en una sola imagen. La resolución de las imágenes es tan alta que se pueden distinguir detalles que escapan a la simple vista, como las fibras del papel, una huella dactilar del litógrafo o los agujeros creados por el gran enemigo de los archivos de papel: la polilla de libros.
Se necesitaría una eternidad para navegar por los mapas con este nivel de detalle. Por eso, los artistas han programado un algoritmo autónomo que traza el recorrido a través de este universo virtual. Como un satélite fantasma, deambula perpetuamente sobre un territorio cuyos únicos confines son los de la propia colección del museo.
Quizás eventualmente lo que se dejará ver en este mapa de mapas es el museo mismo. Y en su centro, se podría incluso distinguir una figura: el espectador o la espectadora perdida en sus pensamientos, contemplando su posición en relación con el mundo.